1. Reconoce la emoción y su función Hemos de entender que la incertidumbre es una reacción normal y adaptativa ante una situación imprevista y como tal tiene utilidad, . Es decir, tiene una función positiva ya que nos va a ayudar a poner en marcha planes de acción para reducir esa situación incierta.
Sin embargo, a menudo, se alimenta con preocupaciones y pensamientos sobre hechos que no han ocurrido y la engordamos con teorías tremendistas o catastrofistas sobre el futuro con lo que resulta fácil que nos provoque ansiedad. Para ello es necesario centrarse en el “ahora” y no sobresaturarse de información. TIPS:
Seguir noticias una sola vez al día y de fuentes fiables
Resolver lo que ocurre ahora y no tratar de resolver lo que tememos que vaya a ocurrir en el futuro.
Establecer metas cortas e intermedias.
2. Desdramatiza
Preocuparnos no es dramatizar, y dramatizamos cuando empezamos a generar pensamientos negativos o exagerados sobre las posibles consecuencias no deseadas que pueden llegar a ocurrir. Se trata de focalizarte en lo que puedes gestionar, es decir, ocúpate en lo que esté dentro de tu área de influencia. TIPS:
Planifica una rutina de autocuidado por ejemplo ponte una rutina de deporte semanal.
Ocúpate de mejorar alguna competencia profesional que sea útil en cualquier contexto; mejora tu inglés o tus competencias digitales
3. Sé consciente de la diferencia entre planificar y controlar.
La planificación tiene que ser una herramienta flexible que nos permita adaptarnos a los cambios y no ser tomada como una forma de control estricto ya que esto genera frustación y ansiedad. Se trata de crear un plan de acción sabiendo que si mañana cambia la situación podré crear otro plan con las modificaciones oportunas. A menudo tenemos la ilusión de control cuando en realidad no controlamos tanto, quizás esta crisis también tiene una función positiva al hacernos más conscientes de ello. TIPS:
Planifica tu agenda y si hay algo que tenga que ser modificado o cancelado, hazlo desde una posición mental abierta.
Agradece lo que funciona en tu vida. Anota al final de cada día tres cosas por las que das las gracias, por ejemplo: tener esa persona que te apoya, gozar de buena salud, etc. Siempre hay motivos para estar agradecidos!.
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